miércoles, 3 de junio de 2015

Marea

Dice el bueno de Mariano Fisac que "algo está cambiando" y eso me da pie a identificar un par de esas cosas que podrían estar cambiando o, al menos, evolucionando.

Un poco de "Umbralismo". De tres maneras distintas, tres editoriales diferentes, editaban en los últimos 2 años libros dedicados exclusivamente al mundo del vino y exclusivamente a vinos de los que no ocupaban portadas y minutos en medio alguno. Se trató, en orden cronológico de:
- La Revolución del Vino. Edit Opera Prima. Obra de un servidor y actualmente agotado (se hicieron pocos)
- Vinos Naturales de España (RBA). El magnifico "manual del usuario" que escribió Joan Gomez Pallares para dar por fin noticia y detalle de quienes eran y lo que hacían aquellos empeñados en entenderse con la viña y la tierra antes que con la probeta y el saco de tartárico.
- Galicia entre Copas (Hercules). La obra del propio Mariano que, ademas de hablar de los viticultores, da una magnifica excusa a quien quiera conocerlos para i a visitarlos y descubrir al fin que el vino es posible, mas allá de las marcas.

Son, a mi entender, tres ejemplos, si, pero tres ejemplos parecidos al efecto de un guijarro del tamaño de mi dedo gordo cayendo en el océano pacifico. Un efecto minúsculo, para entendernos. Dejando a un lado que las compras de los tres las puedan haber realizado distintas personas (y que se han editado un numero muy diferente de ejemplares de uno y de otros) el colectivo al que iban dirigidas puede no superar las 3000 personas (siendo muy, pero que muy optimistas).
Datos. Facebook identifica a 2,3 millones de individuos de su base de datos como con algún interés en el mundo del vino. En España se consumieron en 2013 unos 9.100 hl, que se bebieron un numero de españoles cada vez menor, siempre según las estadísticas que dicen que el consumo cae año tras año (salvo este 2014, que repuntó un millón de litros)  desde hace 25.

Es evidente, por lo tanto, que "el mundo del vino" tiene unos limites mas bien enormes. Millones de litros, hectáreas y hectáreas en la mayor superficie de viñedo del mundo, un numero descomunal de locales de todo tipo donde beber vino, millones de copas, miles de marcas y centenares de lineales de supermercado cargados de un numero insultante de botellas de multitud de precios. Un universo, mejor que un mundo.

En ese universo, tres pequeños puntos de luz difusa marcan una ruta que solo unos pocos quieren seguir.

Mas señales. Fenavin, el templo a la ordinariez de las marcas industriales acepta que un numero de valientes se coloquen en uno de sus stands de forma agrupada (para poder así acceder al precio de los stands) y por primera vez se ofrecen vinos diferentes a los mercantilmente interesantes para este evento. Algo parecido, a su escala, hizo también Fevino en Ferrol con algunos viticultores gallegos y del Bierzo. Señales.

Otra. El numero de aves carroñeras que sobrevuelan eventos hasta ahora considerados "para frikis" del tipo "A Emoción dos Viños" se incrementa exponencialmente al exito de esos eventos. La celebración del ya famoso (y probablemente efímero) Salon de los Vinos Radicales de Peñín&friends es otra prueba. Mientras estos vinos solo eran cuatro indocumentados que se negaban a que la guía del mismo nombre catase sus vinos la cosa no pasaba de anécdota. Ahora que el movimiento se vuelve perceptible (aunque sea minúsculo) aparece como una buena oportunidad de negocio e interesa.
Ahora interesa. Otra señal.

Ya por ultimo. El hecho de que personajes del nivel de David Muñoz (Diverxo) o Josep Roca (El Celler...) se suban a lo de "dar alternativas" al consumo establecido de vino, saltando el paso de hablar primero de CUALES vinos son esos vinos y porque esos y no otros es también un síntoma. La desfachatez de la pseudo-revolución (puro marketing) del madrileño y la ocurrencia del catalán ("vino sin uvas" ha dicho) son solo otros dos síntomas de lo inevitable. LO importante ahora, a mi entender, es sin embargo otra.


Todos los cambios tiene un "Tempo". Como la música, el Tempo de la revolución lo marcan innumerables condicionantes. El sector, si, su adaptación a las nuevas formulas, el modo en que la acción del hombre en la tierra va dejando cada vez mas ver las cicatrices, la forma en la que los gestores del "establishment" existente sean capaces de reconvertirse y evolucionar. La manera en que el sector comercial (distribución, hostelería, etc) sea capaz de incluir en sus mecanismos de gestión el hecho de unos vinos que no regalan nada, que no son mas baratos cuantas mas cajas compras y que no responden como lo hace la industria, adaptando su gusto al sentir del comerciante/hostelero.

Es una pura cuestión de supervivencia pero, por ahora, amigos, es irrelevante. Somos cuatro. Tal cual. Una marea pequeña, de esas de primavera, que solo arrastra concha menuda y poco mas. de las que avanzan que pronto llegaran las grandes, las vivas. Que llegarán, aunque no se sepa cuando.

Tampoco estaría de mas, por cierto, identificar a los que haya y agruparlos. Por tener donde agarrarse cuando empiecen de verdad las hostias.



 *  Fotos: diariodevinos.com y otras.




3 comentarios:

Jorge Montblanc dijo...

Estimado amigo, para que hubiera andanadas serias, los enoindustriales deberían sentir este movimiento como una amenaza. Y no es el caso. Lo interesante es ir descubriendo que se va formando una masa crítica que acaso pueda permitir que el movimiento no flaquee sino todo lo contrario. Pero en el mundo de las grandes cifras va a seguir siendo ignorado. Creo, vaya

José Luis Louzán dijo...

Jorge:

Estoy en parte de acuerdo contigo. No creo que, a día de hoy, el movimiento que puedan generar los vinos que nos gustan motiven ninguna tipo de incomodidad a la industria. Sin embargo, creo que si hacen otra cosa, molesta para ellos y mucho mas difícil de detectar a corto plazo; los deslegitiman.
Cuanto mas se entiende que hacer un vino bajo determinadas premisas deriva en un mejor producto que a base de tecnología y aditivos mas difícil es defender la supuesta calidad de los "enoindustriales" (que buena definición¡)

Sobre la masa crítica ya no coincidimos. No creo que los que veneramos o simplemente aceptamos como buenos vinos y viticultores responsables lleguen nunca a creerse que lo que hacen es mejor, mas defendible y mucho mas promocional juntos que separados. Una pena.

Gracias por participar.

biodinamicos del sur dijo...

Llegas a Santiago después de caminar uno días, quedas con "amigos" que has hecho en el camino para tomar unos vinos y entramos en uno que tenía buena pinta, O Beiro en calle Raiña. El encargado te metía unos rollos sobre cada vino que te cambas. Quería traerme una cajita de tres pero solo conocía el Albamar. Le dije al señor que me diera otros dos de los que habla Mariano en su libro Entre copas, no lo conocía, el tuyo ni flores y de A emoción dos vinos le parecía que había oído algo, esto último ya, pelín mosqueado.
Finalmente me traje tres de Albamar.
Saludos
Antonio S.