martes, 28 de abril de 2009

Unos destellos de felicidad...

Resulta muy difícil ver como un proyecto al que dedicas tanto tiempo y esfuerzo se va poco a poco al carajo a pesar de tus esfuerzos y desvelos. No voy a negar que, desde hace bastante tiempo, esta idea mía, este aluvión de pasión (que no paga las facturas por desgracia) no ha sido suficiente para poder poner en valor un negocio complicado como pocos; vender buen vino. De un tiempo a esta parte la crisis (la real y la sobrevenida) se han comido los pocos pasos que había ido dando en pos a conseguir que se entienda que lo que los supermercados ofrecen tiene, en la mayoría de los casos, bien poco que ver con el vino e, igualmente, hacer llegar esa idea a los hosteleros profesionales, que aficionados hay unos cuantos a mi alrededor. Esta ultima labor ha sido la mas decepcionante y desastrosa.

No digo que tenga todas las verdades porque ni es cierto ni me considero así de presuntuoso y pedante (a lo mejor algo "chorra" si que soy, pero no paso de ahí). Pero si se algunas "verdades" alrededor del vino y sus posibilidades. Una de ellas es que los vinos que en mi exiguo catalogo ofrezco no tienen nada que ver en calidad y prestancia a los que ofrece la mayoría de mi competencia cercana en distribución. Nada. Nada que ver tienen Abel Mendoza y Coto ni Alcorta, nada que ver tienen Viña de Martín y Viña Costeira y por supuesto nada que ver tienen Martín Codax y Terras Gauda con Attis y Do Ferreiro. Nada. Es por esta razón por la que la conversación, entre patética y Kafkiana que mantuve con un presunto hostelero cobra tintes de pasmosa realidad.


El debate sobrevino ante la pregunta del presunto "¿Y porque voy a tener que comprar este ribeiro sino me lo piden?" me decía el paisano. Aquí yo me esforcé en explicar, en lenguaje entendible, que la calidad del vino en cuestión superaba a la de cualquiera de los que el vendía y que en su magnifico comedor, con su muy respetable carta de muy buen producto, este vino encajaba como un guante. Y que si nadie se lo pedía a lo mejor era porque no lo ofrecía, que donde si lo tienen es uno de los mas vendidos aunque sea también de los mas caros en su clase. Pero el quid del asunto llega cuando le explico que con un par de recomendaciones a sus clientes cuando estos no sepan decidirse es mas que suficiente para hacer correr la voz de la calidad del vino en cuestión. Y aquí es cuando los limites de la realidad cruzan a una dimensión desconocida. Porque, indignado, el paisano me replica que "Bueno hombre, faltaría mas, yo no estoy aquí para ofrecerle a la gente la mercancía. Si me la piden vale, pero sino no se compra mas vino". Vale, viva y bravo.

Yo no puedo ni debo enseñarle a la gente a hacer su trabajo. No, me niego. Y menos cuando no quieren aprender. Yo no me veo capaz de hacerlo porque, entre otras cosas, yo vendo vino, no tengo un restaurante ni pongo copas. Yo no soy el hostelero, soy su asesor en materia de vino y destilados. Y punto.


Yo puedo tratar de transmitirles, con mi escasa formación y medios, con toda la ilusión posible, que esta pasada semana abrí una botella de Chateau Haut-Brion del 94 y que me encanto. Que me pareció un vino fabuloso, un vino señor, donde encontré fruta negra, grosella, tabaco y finura. Que en boca fue autentica seda, grueso también, con cuerpo, muy concentrado. Elegancia concentrada.
Puedo intentar definirle un Jean Leon Rva. del 97 que hace mucho que tenia por casa, a base de Cabernet Sauvignon y un 15% de otras (Cabernet Franc) que han ayudado mucho a equilibrar este vino, con una nariz de fruta roja con notas de madera cada vez mas ligera y mucha fruta. Que es un vino con una buena boca y que me gusto mucho.


Puedo decirle que abrí uno de los últimos Kracher que me quedaban por casa, un nº2 del 2006 que me pareció genial, como todos sus hermanos, cada uno en su estilo, cada uno diferente y especial. Y puedo comentarles que la Rioja empieza y acaba, seguramente, en Abel Mendoza, porque su selección especial es la pura prueba documental de que en esa tierra se pueden hacer vinos excepcionales sin necesidad de encarcelarlos durante años a "cumplir condena" en maderas que en muchos casos ni quieren ni necesitan. Que el Abel Mendoza Selección Personal de 2005 esta bueno para beber pero que dentro de seis meses sera impresionante, y que caen dos botellas con una facilidad pasmosa si uno lo acompaña todo con el trabajo de hosteleros de los de verdad, como en el Lusco&Fusco o en alguno de los otros miembros de la selecta lista de profesionales auténticos que si trabajan en la hostelería de la Costa da Morte gallega.


Estos, con la razón principal de mi existencia y con mis amigos, son mis pequeños destellos de felicidad entre tanta estupidez e incapacidad profesional. Todo eso podría decirles pero estoy a un milímetro de que no sea así. Y lo peor es que si al final no soy quien de pasar este rubicón, no va a ser solo culpa mía.

Perdón por el serial lacrimógeno pero este es también mi único lugar donde depositar el drama diario al que nos lleva la incapacidad y la falta de profesionalidad en este país. Pero mejor... hablemos de los vinos, que es bastante mas gratificante, la verdad.






* Todas las fotos han sido recogidas de la web y la del comedor es solo a titulo ilustrativo y no se corresponde en ningun caso al del ejemplo citado. Es mas, es de otra región y sacada de la guia Maximin.com

lunes, 27 de abril de 2009

37 Barricas 2004. D.O. Bullas.

Como tenemos por costumbre de vez en cuando Rodrigo de Por mis Fogones y yo hemos cruzado blogs para "armonizar" que es como parece ser que se debe decir ahora lo que antes se llamo maridaje un vino y un plato. En este caso el plato son unos gnocci, al estilo argentino que podéis ver y leer en su preparación en el vídeo-blog de Rodrigo.

Vistos los ingredientes me he decidido por un vino que probé en su día y que me pareció adecuado, básicamente por una cualidad especiada y por un equilibrio que me pareció extraño en un vino de una zona que desconocía pero que cada vez se hace mas presente, la D.O. Bullas.

37 Barricas de Partal de 2004 es un tinto a base de Monastrell, con aportes de Tempranillo y Cabernet Sauvignon, con seis meses de barrica y 14.5º. En boca pierde potencia, si, pero tiene un paso de boca agradable y muy fácil, que invita a beber sin demasiados problemas. La razón de escogerlo es la de aportar un componente de equilibrio a un plato a base de sémola de trigo y leche, con un queso pero ligero en la mezcla y que no resulte demasiado protagonista a la hora de degustar el gnocci.

miércoles, 22 de abril de 2009

Cata de los vinos de la D.O. Toro en A Coruña.

Los salones del Hotel Hesperia Finisterre en A Coruña albergaron ayer martes una cata organizada por la propia Denominación para dar a conocer los vinos de Toro en la provincia. Evento que congrego a 30 bodegas de las mas de 50 con que cuenta la denominación y donde se congrego a un buen numero de hosteleros, vendedores, distribuidores y consumidores.

Estaba pensando que mi resumen de hoy después de 15 vinos catados iba a a ser duro tendiendo a muy duro, pero no. Con el paso de las horas me he ido dando cuenta de que la culpa de que ayer, salvo dos excepciones, no probase otra cosa mas que potencia sin control y mucha madera no es de los bodegueros, ni de los distribuidores, ni del pésimo sistema de categorización de los vinos, ni siquiera de Robert Parker, no. La culpa es de los consumidores. Ayer, mayoritariamente, oí como distribuidores de contrastada experiencia repetían machaconamente que "es muy difícil vender estos vinos", al tiempo que hosteleros de todo tipo me decían "es que estos vinos son muy complicados". Entonces ¿para quien se hacen?. Alguien los querrá así, digo yo...


Yendo al grano de la jornada, voy a comentar básicamente mis sensaciones sobre nueve vinos. De otros seis, siguiendo mi costumbre, al no tener nada bueno que decir mejor no diré nada. Para olvidar. Si puedo decir que me llamaron algo la atención el Primero 2008 de Bodegas Fariña, maceración carbónica ya clásico, que me dejo un interesante aroma a mermelada de fresa muy suave, además de la habitual frescura en boca. No tan bueno como el 2007 pero igual de equilibrado y sencillo.

También fueron de interés para mi el Cyan Pago de la Calera de 2001, intenso y complejo, incluso con notas balsámicas. Caro Dorum de 2005, con 14 meses de barrica que lo volvían interesante en nariz pero cortito en boca y el Selección Especial de esta añada con 18 meses de madera, de donde sobraron cuatro ¿porque no es lógico un sistema que prima la barrica sobre la calidad? Pues por esto.

Cañus Verus de 2005 fue otro de los vinos mas interesantes para mi, dentro como digo de la uniformidad general. No era mucha la diferencia pero existía, en un vino mas dispuesto a abrirse y ofrecer que el resto de la oferta. Interesante.

En otro escalafón a igual altura pero diferente estilo colocaría los Gil Luna y los Vegasauco, buenos vinos "honrados" según la definición que a mi me gusta dar a los vinos de buena RCP en consonancia a una calidad decente. Igual que este seria el caso del Quinta Quietud de 2003, algo mas caro pero igual de serio y equilibrado.


De lo único que me llamo poderosamente la atención; Monte la Reina F. B. de 2004. Frutal, con once meses de madera bien engarzada, serio y largo de grado pero sin que se mostrase agresivo, fino en nariz, con matices de la vainilla inevitable y muy equilibrado. En boca es redondo, sabroso y goloso. Muy buen vino y, por lo que supe, muy buen precio. Lo mejor de una tarde larga de mas de tres horas donde no esperaba encontrar nada destacable y donde solo vi un vino interesante de muchas muestras posibles. Una pena vaya.

Lo peor es que, de lo que pude escrutar en el lugar y de lo hablado esta mañana con Hosteleros y distribuidores, la mayoría coincidía conmigo. No es ya cuestión de gustos, es que es un clamor. Por favor, no le hagan mas caso al americano...

ACTUALIZACIÓN: Para ser justos con todos (los que no me gustaron y estaban y alguno que me gusta pero no estaba diré que ni Matsu, ni Pintia ni San Roman figuran entre los vinos que probé. Los dos primeros no acudieron y al tercero no llegue porque se fue pronto.

jueves, 16 de abril de 2009

Los Vinos de Bodegas Fontana en "Mar de Ardora"

Reunión de amigos y vinos este martes tarde-noche en el impagable entorno del Rest. "Mar de Ardora" en Cabana de Bergantiños. Un grupo ya habitual ha tenido a bien incluirme entre sus miembros, algo que agradezco, en un tipo de encuentros que son mas un modo practico y serio de acercarse a los vinos por parte de alguno de los pocos hosteleros profesionales con los que me encuentro en mi zona.


En esta ocasión se trato de las propuestas de una bodega de las de mayor proyección en la Zona de La Mancha y con ramificaciones en la DO Ucles y fuera de toda ordenación, con vinos de la tierra de Castilla. Así que la primera propuesta fue precisamente un Ucles, el Misterio de Fontal de 2007, Tempranillo en su mayor parte, mas un aporte de Syrah (15%) que paso unos 4 meses en barricas de roble francés nuevo. Este ultimo, el roble, fue quien se persono en la cata, en un vino que después de estar abierto durante dos horas (abierto, no decantado) no enseño nada de lo que seguro que guardaba hasta bien entrada la cata y mucho después de que fuera su turno para ello. Antes de coger temperatura, en copa, solo madera, madera y mas madera. Después, la promesa de fruta, mucha fruta, caramelo y una complejidad que aparecerá con el tiempo, hacia Diciembre, cuando la madera se haga (esperemos) a un lado y permita aparecer un buen vino. Un deseo a lo mejor, mas que un hecho, pero que espero que se produzca.

Tras la primera muestra llegaron los mejores vinos. En el caso del Fontal Crianza de 2005 nos encontramos con un magnifico vino de "chateo". Vino a base también de Tempranillo pero esta vez con la compañía de la Cabernet Sauvignon (15%) y donde la prevalencia de esta nos confundió. Apareció mentolado, regaliz y muy balsámico para después ser amplio y fácil en boca. Invitaba a beber pero, donde otros aguantaron el tirón de modo sostenido durante horas este crianza cayó en picado a la hora y media. Una buena propuesta de calidad-precio que se quedo después pequeño antes sus hermanos mayores. Lógico.


Mas porque esos hermanos eran, el primero, el Quercus de 2004. Tempranillo monovarietal envejecido en roble americano durante quince meses de fantástico color, intenso, brillante, que apareció franco y complejo con notas de fruta madura. Muy mineral en boca, redondo. Muy buen vino de precio ya superior a los 25 euros en tienda, pero que en mi humilde opinión los vale.


Por ultimo, la evaluación fue para el top de la bodega, el Dueto de 2003, curiosamente sin asomo de tempranillo en su composición, mitad y mitad de Merlot y C. Sauvignon. 15 meses en barrica dan en un muy buen vino, brillante, muy complejo en nariz, con pimiento, especias, cuero de la merlot, pero también con los toques a frutos negros de la Cabernet. Vino muy potente, de casi 14.5º, alcohol integrado si, pero enérgico al bajar por la garganta, denso, firme y muy largo.

Buenos vinos de diferentes precios que dieron pie a una noche de charla entre amigos, buena compañía y hasta música. Y hasta aquí puedo leer (porque después nos volvimos cada uno a su casa, claro esta, jeje)

sábado, 11 de abril de 2009

Gracias.

Noche del Jueves. Es de justicia hablar de un sitio cuando uno cena como los ángeles, aunque esa cena la haga alguien por quien tienes debilidad por su obra y te la sirva otra enorme profesional (sino en tamaño si en capacidad y ganas). Pero, repito, creo que es de justicia no ocultar a los amigos y visitantes que algo esta sucediendo en un lugar, y que vale la pena acudir a conocerlo.

He hablado aquí alguna vez ya del Restaurante ACIO (Galeras, 28. Santiago de Compostela) pero este Jueves acudí de nuevo al lugar para celebrar que la razón por la que me levanto cada mañana y "funciono" cumplía 30 añitos. Un buen motivo, un buen lugar.

Yo solo reserve pero nos tenían preparado un menú donde se aunaron algunas novedades muy recientes en la carta del restaurante y otros de temporada, mas algún plato que, si mi gusto es mas o menos cercano al de la mayoría, terminará siendo un clásico del lugar y seguramente de otros muchos seguidores futuros. Pero, vayamos al grano...


El viaje comenzó con las Zamburiñas en Ceviche y verduritas. Mar por todos lados, Zamburiñas maceradas que me llenaron la boca de yodo, con una carne prieta pero nada gomosa, consistente sin mas. Muy rico después de un entrante previo surgido de un comentario mio. Un día dije que mi pasión por el dulce llegaba a preferir empezar, en ocasiones, por el chocolate antes que terminar con el. Bueno pues, antes de las Zamburiñas tomamos una pequeña bola de crema de chocolate pero con un contrapunto salado y un fondo de aceite desconcertante a la vez que muy sabroso. Un gran comienzo.


Pasamos a uno de los principales hitos de la noche porque, en mi humildísima opinión, esta Coca de Pulpo Seco y Pimientos a la llama se convertirá, con tiempo y paciencia, en uno de los platos mas llamativos de los últimos tiempos. El pulpo pura concentración de sabores, a sal, a tostados, pero también a especias y frescor. Me gusto mucho, tal vez lo que mas de la noche, aunque seguido a escasa distancia por otras cosas también muy interesantes.
Los Espárragos Blancos y Verdes con Virutas de Panceta Iberica fueron otra de las sorpresas. Básicamente porque no me gustan los espárragos, para nada, pero me los comí. Y esto tiene bien poco que ver con nada denominado "esparrago" que yo haya comido nunca. Sabor bien definido, sin aditamentos, acompañado y ·encauzado" a mis gustos por las pequeñas virutas de panceta y una fantástica sal en escamas.


Un caso parecido a estas Alcachofas con berberechos y cebollino, donde el sabor de la alcachofa queda muy matizado por el sabor de los berberechos y el fondo de estos bajo las verduras. Otra muy interesante propuesta que a mi particularmente me gusto, a pesar de que la alcachofa tampoco sea de mis verduras de cabecera (mas bien lo contrario).


La mejor propuesta, a la altura de la coca de Pulpo fue este Salmonete con Fideua, donde el lomo de pescado, limpio de polvo y paja, concentraba todo el sabor del pescado acompañado fantásticamente por la fideua hecha a base del higadillo del Salmonete y donde prevalece la esencia marina del plato, estupendamente bien presentado y con un poso en boca de sal, y mar, y frescura muy auténticos. Otro de los hitos de la cena.


Para ir concluyendo una carne, un clásico para mi, la Presa Ibérica de Bellota con Torrija de Patata a las tres Mostazas. Bien, la carne sin tacha, bien logrado el punto para mi (que complicado el punto de la presa, nunca lo habría pensado), logradísima la torrija tipo milhoja de patata, con carne por en medio, contundente, sabrosa, pura gula por la carne. Buenísima conclusión a la materia "grossa" del menú.


En Materia de postre entramos con otro de los clásicos de la casa, un postre denominado El Jardín, del que no tengo foto y que como esta tanto en el menú degustación como en la carta no desvelare nada. Solo decir que donde el ácido prevalece aparece lo dulce. Lo ultimo fueron mas texturas de chocolate, que así se denomina la ultima propuesta, con crujiente, migas y helado, todo a mayor gloria del chocolate, producto que yo nacionalizaría directamente para evitar la especulación...he dicho.


El asunto lo regamos todo con un blanco que no conocía en su versión de 2007 pero que recomiendo. El Madai de 2006 ofrecía fruta y flores a raudales pero este directamente parece miel en nariz y de largo recorrido en boca, carnoso, casi se muerde. Buen godello que año tras año se afina en ofrecer cosas diferentes. Además un vinito dulce, un Chivite de Moscatel botritizada la mar de interesante y los GT´s correspondientes para una noche increíble entre amigos.

Dicho esto, esta no es una crónica ni objetiva, ni ponderada ni equilibrada. Es una crónica hecha desde el corazón y las vísceras. Y por supuesto, perdón por las fotos hechas con el móvil. No había otra cosa...

viernes, 3 de abril de 2009

Vinos en Madrid y aledaños (mas una tienda de alguien tan loco como yo)

Como contaba, el Túnel del vino del Salón de Gourmets, mas mi particular "túnel", ese en el que me instalo a partir de Abril con la salida de los primeros albariños y con su cata y recata, mas la de algún tinto que sigue en la pelea, me han deparado varias interesantes propuestas y un par también de estrepitosos fracasos. Pero por no variar, aquí solo hablo de los que mas me gustaron o de los simplemente soportables.

En este terreno, coincido en que el Túnel del Vino que el Ministerio de Agricultura patrocina en el Salón del Club de Gourmets no suele deparar novedad alguna, y es una pena. Se me ocurren pocos lugares con mayor proyección donde presentar un vino de los menos conocidos pero con voluntad de darse a conocer. En este sentido hay que quedarse mas en la recata o en la prueba de aquello que se quedo atrás, mas que en la búsqueda de novedades, así que a ello vamos.

De blancos a tintos. Empezamos por los Godellos, con un Guitian de 2008 (novedad) que me gusto en la anterior añada y que me pareció fragante y correcto en esta. No me dijo nada mas, una lastima, porque creo que se corta una progresión que fue buena hasta aquí. Siempre mejor que lo siguiente que catamos, los Ruedas y de entre ellos uno que ni voy a nombrar pero que cada vez me gusta menos (además se lo que cuesta, lo cual acentúa el disgusto). Sin mas, albariño.


Y aquí abrimos un paréntesis. Antes de acudir a la Feria tuve la oportunidad de probar el ultimo Zárate "El Palomar" recién salido al mercado, el 2007. Sigo creyendo que mientras no se me demuestre lo contrario este es probablemente el mejor albariño en madera que he probado (un año mas). Cerca de el hay otro, pero es mas caro. Este Zárate es un vino casi untuoso, denso, equilibrado, fruta pero con matices de vainilla, madera muy ligera, sin ningún protagonismo. Y en boca es convincente y alegre. Un gran vino... que crecerá, supongo, con el avance del año. Tiene ciertas "resistencias" que achaco a esa extrema juventud.

También albariño, este ya en Madrid, fue el Alvariño de Fefiñanes III año, de 2005, que me pareció correcto con trazas de muy agradable. Es un sobre lías en la linea del "Tras da Viña" de Zárate y del Añada de Baladiña, así que haciendo odiosas comparaciones se queda corto por todos lados. Dicho esto, si lo cojo individualmente y sin los prejuicios de asignarle una banda de precio me parece un muy correcto albariño que podría pedir para un abadejo a la plancha o para una merlucita en Malpica. Nada mas (y nada menos)
Novedad también el Pazo Señorans de 2008. Notas de hierba,cítricos y mas notas frutales. Y por supuesto la sempiterna levadura de pan, marca indeleble de como no me gusta a mi el albariño. Correcto en todos sus extremos, pero sin alma... una vez mas.


El salto al tinto fue de la mano de la Monastrell en forma de un Juan Gil de 2006 que ya conocía y que sigue igual de robusto, duro tal vez y difícil también que cuando lo cate hace seis meses. No le pudimos dar tiempo y eso siempre va en detrimento de estos vinos. Tal vez por eso la cosa se pareció mucho, aunque con matices, a lo anotado del Casa Cisca de 2006, vino de mesa por obra y gracia de esas cosas que solo pueden entenderse en el contexto de la ley del vino en España. Fuerte, con carácter y una estructura clara de vino muy complejo, pero que necesitaba un tiempo que no tuvimos para no resultar agresivo.


De aquí el salto fue a los mencias, practicamente inexistentes, con un único representante de la Riveira Sacra que no voy a nombrar, otro par de Valdeorras y algún Bierzo. Todos viejos y todos prescindibles, salvo tal vez el Peique Selección de la Familia de 2004, que fue seco de entrada pero franco en boca. Muy mal los Riojas y Riberas (pondría a parte a un Sierra Cantabría Cuvee Especial de 2005 que no fue malvado del todo con mi ya maltrecha boca) y estupendo un MR de 2007, casi colosal, floral, abundante y goloso, dulce que no comparo porque cada uno de estos vinos es en si mismo un microcosmos dentro del Universo vino... y porque me gustan casi todos, que demonios.

También en estos días ha caído otro albariño nuevo novísimo, de 2008. El Do Ferreiro, recién salido del horno, continua en la proyección de años pasados, fresco, frutal a manos llenas, manzana verde y acidez sostenida. Un muy buen vino en mi humilde opinión, que también dará lo mejor de si en unos tres mesitos mas que pase en la botella.


La visita en lo vinícola a la capital tuvo repunte el martes en una "tourne" por alguna vinoteca madrileña que no conocía y, de entre ellas, a una en especial. Se trata de la Fisna de Lavapies, a donde también acudió el amigo Iglegorburu el miércoles, como ya ha dicho en su blog. Para mi se trato de un gran encuentro, que me demuestra que estando tan loco como creía, al menos no soy el único con este desequilibrio que me lleva a aventuras comerciales mas movidas por la pasión que por la fría cifra. Delia, bienvenida al club de los "eno-majaras con tiendita". En la suya (Doctor Fourquet, 30. 915395615. Madrid) la selección es corta (tanto como da el espacio) pero excelente, equilibrada y asequible. Un auténtico placer de visita y de persona. Mil gracias.

jueves, 2 de abril de 2009

Salón del Gourmet en IFEMA. "Mucha foto, poca muestra, mal negocio."

La frase del titulo no es mía. Un vendedor de una bodega que no merece la pena comentar aquí me lo decía mientras me explicaba lo complicado que lo había tenido para probar el vino de un colega suyo "Pero ¿para que lo quieres probar hombre?...¿No te vale con el tuyo!" le decía el compañero entre risas y veras para negarle la muestra.

Y es que el traslado de este clásico de las ferias de producto de calidad desde su emplazamiento habitual en el Recinto Ferial de la Casa de Campo al mas regular de los pabellones de Ifema ha dado espacio y quitado "glamour". Donde antes todo parecía una enormidad y una variedad inabarcable, aquí se ha convertido en algo que no terminaba de llenar los miles de metros de los tres pabellones dedicados al evento. Todo parece poco en este recinto, a pesar del aumento de expositores, a pesar de la demanda de espacio que ciertas actividades pedían en el antiguo emplazamiento.


Y después están las sensaciones, la "temperatura" y el clima. Porque parecía como si una nube de pesimismo se cerniese, al menos el lunes, sobre las cabezas de proveedores y compradores. La puñetera crisis se hizo dueña de un evento que vive de la riqueza, de la opulencia y de la calidad (con su precio correspondiente). No es lugar para la ganga, al menos no al precio que nos gustaría a todos. Nuevos productos, como una sal aromatizada a rosas que probé pero de la que no llegue a conocer el precio hasta hoy... imposible. Albariños recién llegados a nueve euros la botella, conservas de pescado a precio de pescado fresco, precongelados de alta gama, croquetas irregulares rellenas de carne con carne y que saben a carne "como hechas en casa" a precios nada comunes para unos congelados. Nadie apuesta ya, nadie dispuesto a jugársela en productos que te gustan a rabiar pero que seguramente no tendrán salida en casi ninguna parte (y ojala me equivoque).

Y cocineros estrella, el padre y el hijo, juntos, el uno observando si entre el publico se encuentra gente con capacidad para apreciar su cocina, el otro explicando con ese don propio para la difusión en que consiste aquello de la "casquería del mar". Y mucho queso, y mas de una docena de vinos distintos, tintos, blancos, dulces...

Creo que no volveré el año que viene. Al menos si Antena 3 y Telecinco dicen que seguimos en crisis. Me siento mal siendo tan poco solidario, mirando de gastarme el dinero para promover el placer de mis clientes.

Resumen de lo vivido en el XXIII Salón del Club de Gourmets. En estos próximos días tratare de desglosar algo de esos vinos, al menos de los que mas me llamaron la atención. Eso mañana.