sábado, 3 de enero de 2015

Aclaremos algo....

Hay una parte intrínsecamente personal a declarar filias y fobias en Internet sobre algo. Sobre lo que sea.

En mi viaje privado a las tinieblas de la mente humana he descubierto que no son muchos los que aparentemente tiene a buen recaudo su salud mental. Tampoco son mayoría los que, desde su propia y única visión, desde su personal punto de vista, son capaces de entender que la forma de ver el mundo de cada uno es un acto puramente pornográfico. Que es imposible, por defecto universal, acertar siempre, o casi siempre, en una recomendación. Que lo que diga Pepito o Juanito sobre esto o aquello no es mas que un pixel en una pantalla de millones de pixeles por centímetro cuadrado. Que no hay reglas válidas para definir el gusto estético, ni el gastronómico, ni el literario ni ninguno que tenga que ver con los sentidos humanos. Ni vista, ni gusto, ni oído, ni tacto, ni tampoco el olfato. Es imposible.


En ese contexto leo y escucho críticas al crítico solo por serlo y no es esa, no ha sido nunca mi intención. Mi crítica no es al crítico, es al interés del crítico en qué y para qué criticar. Es la ambición del crítico el problema, no su gusto ni sus ideas. Es su ánimo en la ofensa, o en el halago, lo que yo critico.

El mundo del vino vive tiempos convulsos pero, como siempre, el problema no son las cosas. Son las personas y sus actos. Las personas que ahora, mas de un lustro después, admiten que existe un problema, estructural no coyuntural, y se arrogan sin rubor la primicia. El crítico llega (ahora¡) a la conclusión que el consumidor informado llegó en 2009. Yo, sin ir mas lejos. Y me jode, para que negarlo. Me jode tanta complacencia con el poder, tanto beneplácito al poderoso y tanto palo a quien no se puede o quiere defender.

Hace meses "el crítico" daba palmadas en la espalda de la DO Rueda mientras castigaba a sus colegas de profesión en una entrevista ampliamente difundida. Bien es verdad que después el mismo se desdecía, en Twitter, pero en ninguna parte el medio ha publicado nota de descargo o enmienda a sus palabras. Así que sí, el crítico, como siempre, saludó al poderoso criticando al compañero.

Hace años algunos, poniendo en juego nuestra credibilidad y buen nombre acusamos claramente a las DOs de arcaicas y caducas. De estar fuera de la realidad del nuevo tiempo que se abría, de la nueva viticultura, que es la vieja pero con sentido común y de no acertar nunca en los planteamientos, poniendo en riesgo el futuro de sus propias zonas vitivinícolas. Lo hicimos (hablo sobre todo por mi) a sabiendas de que exponíamos mucho en una guerra que ni era la nuestra ni bajo nuestra bandera. Pero lo hicimos, al menos yo, porque consideramos que era lo justo. Lo hicimos, los criticamos, los denunciamos, porque vimos a decenas de viticultores quejarse de que la DO les hacía mas daño que bien, los minusvaloraba, los retenía y entorpecía en su evolución por medio de una burocracia decimonónica y unos criterios vacíos y anticuados.

En aquella ocasión, en la "trinchera" estuvimos unos pocos alocados, los típicos enterados que oímos la llamada a filas de los mas aventurados y que salimos de allí con bien o con mal. En la trinchera aquella vez no vi a Peñín. No lo ví ni a el ni a ninguno de los tres o cuatro a los que, ahora, he leído sin rubor anunciar el fin de las DOs. Ahora.

Y no creo que esto sea una competición. No creo que se trate de una carrera, pero lo justo es justo. Y, en mi opinión, poco o nada puede decir sobre este asunto quien, en buena parte, a sustentado su criterio, su negocio y su vida en base al mismo status quo que ahora se atreve a criticar.

Decía Al Gore sobre la negativa a reconocer que el cambio climático es un hecho científico incontestable por parte de los republicanos, que:" Es difícil conseguir que un hombre entienda algo si su sueldo depende de que no lo entienda". Dudo mucho que, si mañana el dinero vuelve a correr a espuertas en el "gremio" de los que ahora, no antes, anuncian el desastre estos sigan por ese camino.

Por eso es importante saber donde estamos y porqué. Estamos en esta fase porque hubo algunos que expusieron, expusimos, mucho para dar voz a amigos y aventureros del nuevo vino, del de verdad, del autentico y apasionado. Expusimos "salud y hacienda", como escribía Lope y lo hicimos contra viento y marea. Es justo que se diga y es justo que se reproche a quien no estaba entonces en la trinchera. A todos ellos.

Otra cosa es que alguien, ahora, tenga el valor de hacerlo. Eso, tal vez, sea pedir demasiado.




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