lunes, 23 de noviembre de 2015

La Plaza es mía

A estas alturas de la película, creo que no descubro nada si digo que el mundo es una reunión de capullos interesados. Nadie hace ya nada porque si, nadie se molesta demasiado por los demás sino hay de por medio algo. Algo que comprar o vender, algo que intercambiar, algo que conseguir...algo. 

En las ONGs, referente en lo de ser solidario y dar "algo por nada", la gente se apunta para hacer curriculum. En Cáritas, personas de toda edad y condición dan su tiempo y esfuerzo a cambio de algo...visibilidad, llenar su tiempo y escapar a la soledad o por una botella de aceite de oliva (o por una caja, que hay de todo). Esto, queridos amigos, es interés. El interés no siempre tiene porque ser negativo o tener mala prensa. No. A veces el interés existe porque sin poner interés determinadas cosas nunca serían lo que son.


La clave del asunto está en que el interés es premonitorio. El interés es parte de la capacidad del entorno para hacer reales cosas que no lo son o para volver increíbles cosas de lo mas normal y corriente. España, por ejemplo, no bebe vino pero, año tras año, se amplía la zona de plantación, la producción cuenta con mas medios para crecer y la exportación aumenta. Aquí nadie bebe nada, pero las cerveceras están forradas. El vino es mas sano que las manzanas, pero si bebes mucho te sigue matando. Claro. Y el tabaco si lo fumas también. Y el jamón de York, si nos ponemos.


El interés me dice que es mejor que me calle la puta boca. Nadie saca nada en limpio, yo me enveneno gratis, al público general le importa todo esto un bledo y el colectivo profesional.... bueno, ellos son como son. Los mueven intereses cruzados que viene y van sin control y así es muy difícil que haya sentido común, decencia y cierto nivel de compromiso con la causa. La causa.

¿Que causa es esa?. En fechas no muy lejanas me dio por definir que era lo que, en mi humilde opinión, debería mover a las instituciones y al consumidor a ser mas responsable en su acción de compra de vino. Después vino lo de la OMS y de repente todos tuertos, vale, pero creo que vale la pena recordar el "mantra" que se extraía de aquella columna en vinoverdadero.com

Sostenibilidad, responsabilidad, medio ambiente. Hacer vino desde un punto de vista sostenible, económicamente y agricolamente, hacerlo sin abusar ni de la química ni de los medios técnicos y respetar la tierra, el suelo y la viña porque de ella debemos seguir viviendo dentro de 50 años. Y de 100. Sencillo. Fácil de entender y de defender.
¿Reacciones?. Ninguna. Los amigos siempre ayudan, si, está bien. Pero eso es predicar para conversos y no sirve de nada. No vale para nada. Es mas, pone en evidencia el carrusel de intereses donde lo hay. La gente se sube al carro a la velocidad del rayo y te copia sin pudor o directamente plagia. Y ¿para que?. Bueno, entiendo que tener ideas es jodido y copiarlas es mas sencillo pero a los que nos esforzamos en proponer nos jode. Nos molesta tanto salón, tanta proclama repentina, tanta acción coordinada cuando, al hablar de ello en estas lineas o fuera de ellas, la clave fue el silencio. El silencio complice. "Callemos unos meses y ya luego nos ponemos".


Y cuando esto lo hace la industria la cosa raya en la risa, si, pero también en el llanto. Ellos se lo llevan calentito, te pongas como te pongas. Les sobran los medios para dar a conocer las cosas. Para organizarlas. Tu lo dices, aquí o en otra parte y los palmeros te lo aplauden. Y ya. 

Unos meses o semanas después, lees en un medio especializado o en prensa generalista que aquello que propusiste "se le acaba de ocurrir" a pepito o manolito y lo va a poner en practica. Y mientras, los palmeros a soñar. Cerrando, a veces, vendiendo en otras ocasiones. Siempre ocupados. Silentes y callados. O en redes, pegando voces que nadie o casi nadie escucha.

¿Que de qué me quejo?. De nada. Cada quien es muy responsable de sus decisiones, pero dejadme decir una cosa; seguir la onda porque es más fácil, más cómodo o porque no te atreves a cambiar el paso y hacer otra cosa solo lleva al desastre. Es un hecho científico. 
"Su juicio llega y es inminente·. Cadena Perpetua, gran película. El Alcaide corrupto de la prisión cubre su caja fuerte, donde guarda sobornos y dinero negro, con un tapete en el que hay bordada esta frase. Es de la Biblia del rey Jacob, en el Apocalipsis.  Viene a decir que las cosas que deben ser...tarde o temprano son.

Mirad, no se muy bien cual ha sido, está siendo o va a ser mi papel en todo esto del vino. Porque los intereses que a mi me mueven no encajan mucho en el día a día de esto que llamáis negocio, actividad o profesión. Esto de hacer y comercializar vino. Lo habéis convertido todo, por acción u omisión, en un puro barro, en una pelea por nada sin sentido ni final que solo lleva a ser más y más miserable cada vez. Los "buenos" se hacen malos para poder comer y los malos dirigen el cotarro haciéndose pasar por buenos. Buenos pero ricos, eso si. Buenos que contaminan, intoxican y tiran los precios. Pero buenos eh. Intocables.

Mientras, los que se molestan en leerme, y muchos que no, se mueven con las olas, a merced del viento. Les caen hostias por doquier y las van esquivando, rehusando la pelea por definición a sabiendas de que perderían. Con dignidad, pero perderían.

"Que importante es como morir, cuando morir es todo lo que queda". Shakespeare tenía razón. A veces, caer con dignidad acaba siendo más importante que perdurar en la vergüenza. Sea esto lo que sea.

No voy a seguir. No sirve de nada. Creo llegado el momento de relajarme y soñar de nuevo. Me encuentro mal, pero mejor que antaño y mi cabeza se va despejando lo que me ha llevado a releerme y entender que, tenga o no razón, no es verdaderamente importante cuando no he conseguido ningún cambio apreciable en el sector al que me refiero linea tras linea, palabra tras palabra, letra tras letra. El mundo del vino, grosso modo, carece de dignidad. Y eso hace que apelar a ella no sirva para nada. Es momento de hablar de otra cosa, de escribir menos y hacerlo desde otro punto de vista.


Es momento de que  La Trastienda vuelva a sus orígenes. Vino y comida. Y nada más. Me gusta vs No me gusta. Y nada más. Y nada menos. Pierde, seguro que si, el sector una voz. Otra cosa es que esa voz valiese la pena.


Me veo reflejado en la figura de un personaje de la genial "Cinema Paradiso". Soy el pobre loco que, cada dos por tres, asalta a los vecinos que circulan por la plaza del pueblo al grito de "la Plaza es mía!". Todos se ríen, entienden que el pobre hombre no está bien y siguen con su vida. 

La pena es que yo no estoy (tan) loco. Y que sé que tengo razón, aunque no sirva de nada. Esa es la pena, si se quiere ver así. Yo creo que es la clave de todo. 

Que yo se que tengo razón. Lo se. Y eso, amigos míos, hace que yo si tenga suficiente dignidad guardada como para callarme. Ya toca. 





Fotos: alegórica de la solidaridad, de la adaptación al cine de Ricardo III y de la Plaza en "Cinema Paradiso"



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