martes, 15 de septiembre de 2015

A título de inventario

"Los dogmas del pasado no sirven en el tormentoso presente"

A. Lincoln

Hay frases de esas que una vez escuchas se te quedan gravadas y te vuelven a llamar en un momento dado. Frases que oyes a personas mas o menos sabias, mas o menos listas y con mas o menos experiencia en la vida. Una de ellas es la que una vez me dijo mi abuelo; "lo mas importante que harás nunca en tu vida es establecer tu orden de prioridades". 
Estas cosas las oyes de pequeño y no las entiendes pero, en una especie de mecanismo de supervivencia digno de estudio, tu mente las guarda y te las pone delante cuando creces por si te son de utilidad. Y si, lo son. Mucha utilidad.

En mi orden de prioridades personal lo primero son mi mujer y mi hijo. Una al lado del otro. Justo detrás va una pequeña lista con 3 personas y a una distancia minúscula mi familia. En cuarto lugar he situado, por su crucial importancia para mi subsistencia, la comida, la bebida y el alojamiento que consigo para mi y para los míos. Son cruciales, mas que otras muchas cosas y dan pie a una larga lista de objetos, pasiones, hobbies y pasatiempos. Ya tras este listado están los animales y su bienestar, como parte del conjunto de cosas que me importan en un porcentaje menor a las primeras de la lista.

Es por ello por lo que comer carne, pescado o verduras no me produce ningún malestar. No soy vegetariano, aunque en mi dieta, por cuestiones puras de salud y recomendación médica, cada vez pesan más verduras y pescados que carnes. Como sin dificultad desde pequeño carne de ternera, cerdo y pollo y en ocasiones conejo, aves diversas y alguna vez incluso ancas de rana o carne de canguro. Y es verdad que la vez que probé el canguro me acorde de Skippy porque fue el primer canguro del que tuve constancia, pero sin mucho drama. No me llamó la atención, como alimento.

Lamento profundamente el maltrato animal. Matar a un perro o un gato me parece una acción prescindible, salvo cuando la realiza un veterinario en una forma de eutanasia que la gente asume como normal. Asumen como normal que se mate con una inyección letal a un perro moribundo, invalido o enfermo terminal pero no creen que sea una acción valida para con un humano en la misma situación. De igual modo, creo que los cabrones que cuelgan a un galgo de un árbol o a un perro de caza porque "ya no les sirve" merecen una docena de latigazos en la plaza pública. Pero, que queréis, así soy yo.


En mi orden de prioridades, sin embargo, no aparece el Toro de la Vega. No sabría de ese ¿torneo? si no fuera por el enorme bombo que un enfrentamiento reciente entre "animalistas" y vecinos del lugar recibe en Twitter o Facebook de un tiempo a esta parte. No se que pienso de esto porque, sinceramente, no pienso en esto. No me importa. En mi particular orden de prioridades es infinitamente más grave que se permita, por ley, administrar dosis de hasta 140 mg/L de anhídrido sulfuroso a una botella de vino albariño con contraetiqueta que se pueda beber cualquiera que el hecho de que un puñado de individuos decida pasar el tiempo lanceando a un toro. No me gusta, no lo veo, no vivo en Tordesillas.... no es mi tema.


Dice la OMS que un adulto no debería consumir mas de 0,7 mg/Kg de SO2, lo que significa que a partir de 63 mg, en mi caso, la cosa se pone fea. Si asumimos que en cualquiera de los 3 albariños premiados en el último concurso del albariño  en Cambados puede haber hasta 200 mg/L, en una de esas botellas de 0,75L pueden concentrarse unos 150 mg. Con una botella superaría ampliamente el máximo de la OMS, pero con 2 copas y media también. Por lo tanto, no es descabellado asumir que si me bebo a diario mas de 2 copas de albariño "premiado" consumo a diario una dosis de SO2 que supera la máxima recomendada por el principal organismo de cuidado y vigilancia de la salud en el mundo. Solo 2 copas al día.

Y esto, basicamente, no le importa a nadie. A nadie importa que se usen con profusión y de modo habitual aditivos como la Tartracína (E102) que se encuentra en caramelos industriales, refrescos, helados, productos de repostería, chicles, gelatinas, bebidas alcohólicas o energéticas e isotónicas para darles color amarillo. Tampoco le importa a nadie que se usen derivados y combinados del Benceno (benzoato de sodio, benzoato de potasio, benzoato de calcio y ácido benzoico (E211, E210, E213 y E212). La industria alimentaria lo emplea en latas de marisco, cerveza sin alcohol, algunos licores, refrescos variados y, también, en productos de pastelería (mermeladas y margarinas por ejemplo). En personas sensibles provoca asma, urticaria y algunas alergias y si se acumula en el cuerpo puede provocar cáncer de hígado o enfermedades neurodegenerativas, tal como indicaban diversos estudios.


¿A quien le importa esto?. ¿A quien le importa que este domingo haya elecciones en Grecia? (si, otra vez). No habrá especiales en televisión y estoy seguro de que la mitad de los que habéis llegado hasta este punto del texto lo ignorabais. Lo importante es el ahora, lo inmediato, el efecto fulminante del twitt del día, del mensaje en Facebook. El flash informativo, la última hora. A un tipo le abre la cabeza un idiota en Tordesillas, ¡Malditos ignorantes!. Y a seguir. En tres días nadie se acordará ni del Toro, ni la polémica ni de nada de nada. Y así con todo. Humano y animal.


El sufrimiento animal es importante pero la capacidad de todos, de todos, para que nos tomen el pelo es gloriosa. Sideral. 

Creo en lo que creo y creo que, ni de lejos, el Toro de la Vega debería ser ni la número 3000 de nuestras preocupaciones tras el hambre, la corrupción, el atraco de lo público, la manipulación de los medios, el abuso policial, la pésima educación que reciben nuestros hijos, la mediocre sanidad pública y sus carencias, el narcotráfico, la prostitución, el machismo y el asesinato constante de mujeres a manos de sus parejas, el cambio climático, la guerra y sus consecuencias directas e indirectas, la comida y los abusos de la industria alimentaria y de bebidas en la elaboración de muchos de sus productos, la esclavitud infantil, el tráfico de personas..... y ni siquiera en este orden.

Pero la marea de gente indignada con el Toro de la Vega a la que no veo mover un dedo con esta insistencia y en masa por alguno de estos otros asuntos que siga a lo suyo. Comiendo y bebiendo mierda y dejando morir a los de su especie sin inmutarse. Hablo en general, claro está. Como ellos.

Por si alguien aún no me entiende; me parece genial que mi "time line" se haya llenado de indignación para con Tordesillas, sus vecinos y residentes, el evento en si y sus participantes. Pero, en mi humildísima opinión, preferiría una ola similar de indignación con temas infinitamente mas cruciales y menos evidentes. La moda ha llegado a las "causas". Y ha llegado para quedarse. 


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