martes, 18 de agosto de 2015

Je Suis Radical

Os prometo que hay días que no apetece un carajo escribir. Uno se sienta delante da la pantalla y teclea, si, pero detrás de cada pulso no hay mucho. O no hay nada. No es que me pase nada en particular mas allá de lo que me pasa a diario, pero es que el espíritu de cada jornada es diferente.

Hay una cita, de esas que uno se va encontrando a veces por Facebook o Twitter, que me ha gustado especialmente por lo mucho que se parece a algo que yo pienso en no pocas ocasiones. Dice "Deberías aplicar en tu puta vida lo que tanto reflexionas en Faceboook", cita textual.  Supongo que el autor se desahoga aquí tras la lectura de los centenares de citas de dudosa autoría, apócrifas o de Paulo Coelho que jalonan en forma de imagen los muros de la red social mas ñoña de las dos mas usadas (Twitter es como mas crudo e instantáneo y no da para tanta reflexión). Es lógico que, tras una lectura cotidiana, a uno se le hinchen las pelotas. Tal cual.

Leer sobre vino, hoy, se hace ya a dos niveles. Hay un nivel muy parecido al de esa sopa de letras de "pócimas" milagrosas, de buenismo y buenrollismo cotidiano, donde todos los vinos saben bien, todos están ricos y todos son buenos por definición, ya se hagan a base de uva o a base de Fairi, Cristasol, o sopa de madera. Ese mundo feliz donde mujeres y hombres y viceversa sonríen a la cámara, se sacan fotos a paladas (¿cuando beben?) y todo les parece "chachi", "chupi", o "el mejor momento de mi vida entre los mejores amigos", obviando de paso el nacimiento de sus hijos, la operación que salvo la vida a su padre/ madre o el accidente aquel tan grave que al final quedó solo en un susto. No, el "mejor momento" es aquel, con aquel Terras Gauda o aquel Rioja de medio pelo en aquella "calita" tan mona. Es acojonante.

Yo, hoy, voy a hacer otra cosa. Esto me he bebido estos días y aquí os lo dejo. Me ha gustado, bastante, el Pegaso de 2010 de Telmo, que pesa menos que el famoso camión y resulta mucho mas sabroso y apetecible que otras Garnachas, aunque quizá no tan ligero. Está muy bueno (y lo pagué yo, a veintipico euros). También pagué este Castro Candaz "Finca el Curvado" de 2013 que nos bebimos por las fiestas en la comida familiar y que antes disfruté en otra comida con el bueno de Mariano y familia (ahora mas que nunca). Para beber ya mismo, fresco y fragante, lleno de matices. Y ese Pepe Luis de 2011, que catamos en un experimento con gente que no es de vino pero que está en plena "inmersión" en los vinos que no se venden en el super y que se sorprende por cosas como que un blanco les sepa mejor que un tinto o que un albariño dure mas allá de su año de elaboración. Está en su punto este barrica de Xurxo, de una añada, la 2011, en la que el jurado del concurso del albariño no detectó  que el básico de la casa podría ser un vino legendario. Ese año el Albamar de 2011 no fue ni tercero. Normal ¿que sabrá Xurxo de Albariño?. Esto me gustó, pero yo de vosotros no me creería la opinión de un radical cualquiera.


El otro nivel, por dos vías bien diferenciadas, lo marcan los aficionados que ya no lo son y los profesionales encubiertos. Los unos, hartos o no de maniobras y componendas, dicen lo que hacen como acabo de hacer yo mas arriba, desde un punto de vista mas lógico y razonable, al menos para mi. Hablan de lo que les gusta y a veces de lo que no. Sin mucha acritud, pero conscientemente. Hablan de vinos realmente llamativos y originales, de vinos distintos o raros, de personas con una historia detrás, con un bagaje, o en camino a ser interesantes. Y de vinos que merece la pena descubrir, difíciles de encontrar o no, pero siempre inesperados. Y ya está. Sin moraleja, sin lecciones. Porque si. Porque están ricos y punto. Sin fotos, o con foto del vino, para que lo busques si quieres y te apetece. Y a veces son mas ñoños y a veces menos, pero sin forzar. Los hay románticos y los hay ingenieros informáticos y una cosa y la otra a veces no casan bien. ¿Y que mas da?, se trata de vino y de comida.

Hay aún una bifurcación donde hoy un vino es cojonudo y mañana quizá no tanto, pero siempre media un pago, un interés o una componenda. Ahí ya uno se lo puede creer o no, pero es fácil saber que a lo mejor el mejor albariño que estos señores dicen que es el mejor lo es no solo por como sabe sino también por las cigalas, el cuarto cinco estrellas y las lisonjas. Esto ya, cada uno lo vea y lo entienda a su modo, yo es que soy radical y prefiero probarlo (o no) en función de criterios como si me va a saber a algo mas que a sopa de pescado y verde hierba y si me va a llamar la atención, sacarme de mis casillas y darme un "meneo". No se si, para generar consumo, es bueno que una estructura entera de prescripción parezca mas el club de la comedia que un grupo de jueces libres y objetivos, pero.... que sabré yo. Otros dirán lo que digan pero, como yo también puedo, a mi me tira de un pie. Lo que parece, camina y vuela como un pato es un puto pato. Por mucho que parezca un cojinete vuelto, rosca inversa, en acero-vanadio. Hace "cuac¡. Es un pato.

Hay, luego, quien aprovecha la ola, el rebufo, para subirse y decir "Je Suis Charly", sin saber ni de lejos de que va lo de la libertad de expresión, el derecho a la libre difusión de opiniones y el articulo 20 de la constitución. Hay quien se sube al prestigio de un viticultor sin tacha, al que el "establishment" insultó, vilipendió y castigó por hacer buen vino y que es de tal nivel, tiene tal capacidad ética y altura moral, está tan por encima del resto del personal, que se traga su orgullo y acude a presidir un tribunal a sabiendas de que lo compone gente que, quizá, solo quizá, después haga uso de su presencia para decir que son adalides de un prestigio que ni tienen ni se les espera. A lo mejor esto es así y a lo mejor no pero, como yo soy radical es muy normal que lo crea y, aunque yo lo crea, carezco de base para que lo que digo sea cierto, ¿verdad?

Que sabré yo, un don nadie, sobre "prestigio", sobre "saber hacer" y sobre "respeto". Al fin y al cabo, a mi me vale todo, ¿no?. Me vale carne y pescado, sopa de madera y vino racial, albariño por decreto y por virtud. Que sabré yo, que no quiero publicidad de bodegas y DOs en mi web, que no admito anuncios de albariños o instituciones en mi blog sobre "ética" o sobre "reputación". Que sabré yo, cuando mi primer libro se llamaba "La Revolución del Vino". Soy un puto ignorante joder, es evidente. Los que saben son jurados en juicios sumarísimos a vinos que, para poder venderlos después, hay que buscarlos en el extranjero. Es siempre mejor el juicio de quien dice que es medallista de hacer vino, premiado por una empresa que organiza y legitima (las dos cosas) ocho concursos a un tiempo (ya no hablo de albariño, tranquis). Es mejor el juicio de uno de los cuatro¡ estamentos que eligen a los "mejores vinos del mundo". O el del organismo que dice, días después a que lo diga el jurado anterior, cual es "el mejor blanco de Galicia". El mejor blanco de Galicia, que nunca coincide con "el mejor albariño de Galicia" o "el mejor godello de Galicia" o "el mejor vino de menos de 5 euros de Galicia" o "el mejor...." lo que sea de Galicia/Castilla/La Mancha/Rioja....

Mierda. Caca de la vaca.

Prestigio, seriedad, reputación. Palabras gruesas. Deberíamos hacer un concurso para ver quien es poseedor de estas características y quien se apunta al prestigio/seriedad/rigor/reputación de uno que pasaba por allí.

Llamémoslo cata/concurso. Vereis que risas.  

Je Suis Radical. Y a mucha honra.









*Fotos: de mi autoría.

1 comentario:

Mariano dijo...

Corren tiempos difíciles, relativos, en los que la honradez es un item más, con escaso valor SEO. Tiempos de forajidos, cuatreros y ladrones de ganado. Tiempos difíciles para ser sheriff. Pero volverán las oscuras golondrinas. O no.

Entre tanto, algunos dormiremos tranquilos y beberemos bien.

Como dice un buen amigo común, "cartos non haberá, pero viño..."

Abrazote