El tema de la utilidad está últimamente muy en boga. La gente (que definición) se manifiesta cansada y rendida "de que vale estar en contra?", dicen. Hagas lo que hagas parece que la inconsciencia o la ignorancia son el único lugar en el que la felicidad está casi garantizada. Y es complicado decir que no a esto. Uno lee (demasiado tal vez) y está muy al día porque es lo suyo y eso tiene un precio. Cosas que uno se pierde, información que siempre está relativizada por el contexto o la fuente, caos y mas caos. Es difícil tener una visión clara de lo que pasa en general, ya no digo en el mundo del vino.
Tengo dicho que vender vino no es ni puede ser como vender jerseys o tornillos. Hacer vino no puede ser uno mas de los procesos industriales a los que aplicar el taylorismo básico. Aun empeñándose, es muy difícil volver uniforme algo que se empeña en no serlo y, a pesar de haberlo logrado, el propio producto se revela a sus creadores y se retuerce, se desconfigura, muta espontáneamente. No se puede hacer igual lo que es distinto por naturaleza.
A pesar de todo esto los que lo lograron ya se empeñan en repetirlo. Y en este contexto, la propia configuración del mercado les da la razón.
Ya dije en otro lugar (Rooster-Cogburn) que el tiempo de defender la carne y el pescado por igual se acabó. Y después de decirlo he repasado porqué lo dije y si se me entendía a la vista de que hay quien no me entiende (porque tal vez no me explico) y quien se empeña en no entenderme. Para estos últimos tengo un mensaje; lo siento, no puedo escribir lo que queréis leer. Pongo lo que me sale a mi de dentro, por mi formación, por mis vivencias y mi experiencia (poca o mucha). Si no gusta lo siento, es lo que hay.
Escribir un blog, un libro y en varias publicaciones sobre vino en la web no me legitima para decir que debe o no gustarle a nadie. Y probar 15.000 vinos tampoco. Ni a mi ni a nadie.
Para los que simplemente no me entendieron quiero aclarar a que me refería. Lo haré por pasos y con ejemplos, que es un buen sistema, breve y clarito.
1- Un cocinero es bueno cocinando. Bueno o malo, pero es lo suyo. Se dedica a eso y de eso sabe (mucho o poco). No está prohibido (solo jodería) que hable o quiera trabajar en otra cosa, vino por ejemplo. Si se forma y asesora en la materia puede hasta saber de lo que habla e incluso aportar una visión fresca y diferente. Pero, por mucho que yo quiera, no puedo cocinar como un buen cocinero profesional. No puedo porque no se.
Pongamos por caso que, en un delirio etílico, decido entrar en la cocina de un amíguete del grupo Nove en pleno servicio y le pongo Mayonesa a todo (Inciso. Lo cojonuda que está la mayonesa casera y la de problemas que le ponen. Fin del inciso). Es probable que ese amigo/a me eche de su local con cajas destempladas y me retire el saludo.
Ahora pongamos que llego a un acuerdo con ese amíguete y, dentro de una acción publicitaria, decidimos convocar a los medios, montar un sarao y ofrecer nuestra "Revolución de la cocina", que consiste en revisitar platos emblemáticos de Brillat-Savarin, Bras, Robuchon y Adriá coronándolos, eso si, con una generosa ración de mayonesa casera de AOVE de olivos milenarios de la provincia de Huelva. Le podemos llamar "CookRevolution" y a quien nos critique le diremos que es un dinosaurio y que no está a la altura de los tiempos ni quiere avanzar. ¿lo vamos pillando?
2- Soy seguidor de los Green Bay Packers, un equipo de fútbol americano. Es un clásico, de los fundadores de la liga y un equipo emblemático. GreenBay está en Wisconsin y es conocida por el frío que hace en invierno y por el queso (a los aficionados de los Packers se les conoce como los CheeseHead). A mi el queso no me gusta (el Chedar que hacen en Wisconsin menos) y el frío lo odio, directamente. Además no soy para nada un tío violento, mas bien al contrario. ¿Quiere eso decir que quedo invalidado para ser aficionado al fútbol americano y a los Packers?. No. Lo que quiere decir es que no me gustan ni el frío, ni el queso Chedar ni las hostias. Y que haya que explicar esto da medida del nivel al que estamos llegando en esto de filosofar sobre vino.
3- Y ultimo. No me gusta criticar por sistema. No lo hago (no creo que lo haga). Creo mas bien que hablo de cosas que creo que están mal en el contexto de los vinos que me gustan y de sus autores. Creo que hay decisiones tomadas a la ligera (o no) que afectan a personas que no merecen lo que les pasa. Y tengo mis mantras, claro. No me gusta la burocratización en nada. En nada. Los "papelitos" imposibilitan proyectos, no los promueven. La principal revolución para el emprendedor en este país llegará el día que te digan que para hacer algo no necesitas papel ninguno, cero. Que la seguridad social te hará una visita para rellenar los papeles que necesita (ella) y que luego ya si eso los firmas.
Prueben a hacer eso, señores dirigentes. Alucinaran con los resultados.
Prueben a hacer lo mismo, amigas DOs. Los vinos de calidad les saldrán por las orejas.
Tengo un compañero de tertulia que odia los "ad hominem". Y lo entiendo. Yo odio la evidencia palmaria de que algo está dicho con una clara intención, disfrazado con el pretexto de que quien lo dice lo hace desde la razón. Y no. Cuando alguien cobra por decir algo es evidente que lo que dice lo dice por ser quien es. No porque lo haya razonado, crea en ello o le parezca apropiado. Determinadas cosas se dicen para ganar dinero, para seguir ganándolo o para no perderlo. Otras no, claro. Pero creo que a estas alturas ya sabemos diferenciar unas y otras, ¿no?.
Cuando un líder de opinión en la Ribera del Duero, que ademas hace vino o participa en los beneficios de alguien que lo hace y en cantidad, dice que le encantaría que se autorizase un 100% verdejo en la Ribera, habla de dinero. Y dice lo que dice por ser quien es. Así que sí, es un ad hominem y está feo. Pero mas feo está opinar pensando única y exclusivamente en la cuenta bancaria de uno y de sus amigos, cuando se propone para toda la comunidad.
Da para mucho mas la semana, pero como la próxima vez hablaré de vino y solo de vino lo voy a dejar aquí. Es agotador saber algo y ver que otros o no lo saben o prefieren ignorarlo tras saberlo. Y no está nada bien pagado. Nada de nada. Habrá que pasarse al lado oscuro y cobrar 150 pavos por jornada de conferencias. ¿Habrá quien los pague?
Anotación: El titulo de este post es un homenaje a una forma de gestionar la administración pública que ha arruinado este país (todo, política, administración y que esperemos nunca vuelva a reproducirse (cuando se acabe). Un ad hominem en toda regla.
2 comentarios:
¿Cuándo ad hominem se convierte en ad nauseam y cuánto tiene de ad antiquitatem?
Julio:
No lo se. Todo depende, en esos casos (creo yo) de cuanto esté dispuesto a aguantar el oyente del argumento.
Pero es posible que un ad hominem acabe en algo mucho peor cuando, sabiendo a ciencia cierta cual es la intención del que dice o defiende una determinada postura, los que la sufrimos o admitimos no hacemos nada por cambiarla.
Gracias por pasarte y comentar
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