jueves, 28 de mayo de 2015

Gobierno de concentración


Manda huevos.

Esta cita, ya histórica, que para los mas jóvenes pertenece al ínclito Federico Trillo (actual embajador en Londres) en su etapa como presidente del congreso, es una de las frases en castellano que mejor resumen el asombro sin necesidad de imágenes. El asombro sobrevenido, el asombro del que, no queriendo exaltarse ni faltar a nadie, quiere mostrar su perplejidad  e incredulidad ante determinada expresión o suceso.

Resulta que la AEPEV (la asociación de escritores de vino) ha decidido, atención a la frase, "abrir sus puertas a los bloggers".... hay que joderse.

Creo que hoy es muy buen día para marcarnos un "Barrio Sésamo", ya sabéis; "Cerca, lejos. Arriba, abajo", volver a los principios, a la esencia de las cosas.

La Asociación de Periodistas y Escritores de Vino es una entidad privada. Una empresa que gestionan unos señores y señoras. No tiene declaración de utilidad pública, no forma parte del organigrama de ninguna administración.... no son públicos, como la plaza del pueblo, las farolas o en parte la ONCE. No son un departamento dependiente del ayuntamiento, o de "la diputación de", o del gobierno autonómico. Es, básica y puramente, lo que popularmente se conoce como un chiringuito. Una entidad, con o sin ánimo de lucro, creada, dirigida y organizada para el interés particular de algunos, muchos o pocos (en este caso pocos).

Siguiendo en el asunto. Si una entidad tiene como fin, pongamos por caso, la puesta en valor de los nidos de somormujo lavanco en su entorno natural y para ello solicita dinero publico, lo razonable es ver para que lo pide, en que cantidad y a que lo dedica. Y, aun mas, si aquello a lo que dedica ese dinero publico tiene un valor que va mas allá del de la defensa de una especie en peligro de extinción. Así, por ejemplo, si la entidad en cuestión pidiese 3 millones de euros para sus actividades la respuesta debería ser siempre no. Por contra, si la asociación de marras pidiese 3000 eurillos para, pongamos por caso, colocar nidos artificiales que favoreciesen la cría del somormujo en su entorno degradado, lo razonable, con las debidas precauciones técnicas habituales (facturas, presupuestos, etc) seria dárselos.  

Esto para la asociación del somormujo lavanco... porque, si quien pide 3 millones de euros es la "asociación nacional de niños pobres, sin cariño y en la calle"  lo suyo es dárselos. Sea para lo que sea.

Toda esta diatriba viene al caso de los hechos referenciados en este post al respecto de un tal encuentro interestelar de bloggers que esta misma organización montó para justificar un evento que costó millones de euros y que se celebró en Toledo.
Un encuentro que, por lo que ahora se ve, montó "a cuenta de", pero "sin contar con" porque, si ahora y no antes "se abre" a aceptar bloggers entre sus filas es porque antes no los tenía y, de ser así, no es ni medio normal que uno se ponga a organizar ningún encuentro de nada que tenga que ver con bloggers.

Lo mas dramático en todo esto son, sin duda, las enormes similitudes que esta actitud tiene con las que está desplegando estos días "la lideresa" Esperanza Aguirre. La candidata a la alcaldía de Madrid por el partido popular ha pasado de ser la mas chachi, a pedirle por favor al PSOE que la haga gobernar, a ceder su cabeza para que no gobierne Podemos y, por último (hasta ahora) a pedir un gobierno de concentración de todas las fuerzas, incluido Podemos. Y todo esto en 48 horas.

La AEPEV ha pasado de ser el organismo que debatía sobre la "Ética y deontología en el periodismo especializado"  a decir que "el objetivo es poder contar con un listado de “comunicadores digitales” que se integrarían dentro de la Asociación, presidida por la enóloga María Isabel Mijares, y que gozarían de las mismas ventajas como asociados que los demás miembros de la AEPEV"...pagando, claro.

Porque la cuota de pertenencia al organismo es de 115 euros (de entrada) y "solo" de 40 euros al año para los miembros de la comunidad digital. "¡Gobierno de concentración!", gritaban.

Creo que no han entendido nada de nada. Hablo por mi, pero no creo que me equivoque si cito lo que me dijo esta mañana una blogger amiga mía al tratar con ella sobre este asunto. Sus palabras exactas fueron; "¿115 euros?...no, no. Mejor, ¿cuanto me van a pagar a mi por participar en su club?"

El salto a lo digital para la prescripción o simple crítica en el mundo del vino se dio allá por 2008, incluso antes, si nos remitimos a entornos urbanos. Ahora, en 2015, existe una comunidad digital de opinares, escritores, catadores y simples "vouyere´s" del mundo del vino con criterio propio, alguna o mucha experiencia y totalmente libres (la mayoría).

Algunos han desarrollado, incluso, su propio código deontológico, mucho mas exigente en lo importante que el de la AEPEV o, vive Dios, el de la mayoría del sector editorial en el mundo del vino. Y no quieren, no necesitan y, a buen seguro, no están por la labor de pagarle a nadie por seguir siendo libres e independientes. Porque ya lo son y apuntándose a esto solo serán uno mas. Otro mas.

Creo y mucho en la organización de las personas en colectivos a cualquier nivel, pero no creo nada de nada en el "establishment" a ningún nivel. Me gustan poco o nada los colegios profesionales, creo que el intrusismo profesional estaría bien si fuese igual para todo el mundo y me parece poco o nada importante para calibrar la calidad de alguien o su preparación que tenga mas títulos que otro (entiéndaseme, es una referencia, pero nunca debería ser excluyente en igualdad de condiciones). Ser o pertenecer a la asociación de escritores y periodistas de vino es tan definitorio de la calidad y valor de la opinión de alguien en materia de vino como ser o pertenecer al club de calceta para elegir la mejor lana...uno tricota mejor, quizá, pero de lana saben los pastores. Y eso sin asociación profesional ni colegio propio. Que grandes los pastores.

No se si alguien (seguro que si, los que piden muestras sin ir ms lejos) se apuntará a este tenderete, pero si lo hace me parece bien. Es bueno saber quién es quién y los que vamos por la vida diciendo lo que pensamos, sin hipocresía ni tonterías agradecemos que la gente se retrate. Y que allá cada quien, que puñetas.

Yo prefiero seguir de outsider por la red. Igual hasta montamos una asociación....o una banda de moteros, quien sabe.





* Fotos: en la red

viernes, 22 de mayo de 2015

Amigos y enemigos

Hay una frase que gustaba especialmente a Steve Jobs (el de Apple) y que me lleva a una reflexión especial esta mañana.
"Stay Hungry, Stay Foolish". Así cerraba su existencia una revista, referente en los años de la contracultura en los EEUU y que Jobs siguió con enorme interés. Se trataba de "The Whole Earth Catalog", una suerte de revista  y catálogo de productos publicado por Stewart Brand entre 1968 y 1972, y ocasionalmente hasta 1998. La revista, sus ensayos y artículos, eran una fuente de información de especial interés para aquellos jóvenes que buscaban esa revelación tan en boga en los últimos años 60 y los primeros 70. Ademas, hacia algo que internet ha sacado a patadas de las publicaciones en papel; se centraba principalmente en los análisis de productos.

En su ultimo numero, en aquel año 72, su editor terminaba con este "seguid hambrientos, seguid alocados" que dejaba pendiente gran parte de la revolución que la contracultura significó para la sociedad norteamericana y para parte de la europea. Es una cita importante, porque desde mi punto de vista se sitúa justo enfrente del actual escenario de continuismo y falta de valor; es la frase que obliga al cambio

"Seguir hambrientos, seguid alocados". No se que tiene de especial hacer lo mismo para intentar cambiar algo. Por un lado tenemos una tendencia clara; el mercado del vino en España ha perdido la friolera de 10 millones de litros de consumo interior en 25 años, de modo lento pero inexorable. En compensación, nos dicen las autoridades, se ha vendido mucho mas vino al mundo. Y eso es cierto. Las exportaciones de vino desde España significaron 22,56 millones de litros el ultimo año. Somos el país que mas vino exporta. Poca broma.

Lo triste empieza al ver el reverso económico del dato; se cobró menos por ese vino que en Francia e Italia. No un poco menos, no. Un mundo menos.

España vendió cada litro de vino exportado a unos lamentables 1,1€/L, muy lejos de los 5,37€/L que se pagó por cada litro de vino exportado desde Francia. Es, ademas, un 4,6% menos de lo que se ganó vendiendo vino al exterior desde España en 2013. Y es, también hay que decirlo, el fruto mas destacado a años de despilfarro de dinero publico en acciones inútiles, vanas y nada estudiadas para vender al mundo el vino español en base a una inexistente calidad. Y esto es así, me temo, porque hay mucha gente, muchísima, que lleva muchos años haciendo sistemáticamente las mismas cosas para lograr resultados diferentes a los actuales. Y esta nunca, jamas, será la manera para salir del hoyo. Cavar nunca es la forma de salir del hoyo.

Hay una brecha abierta. Una brecha real en el mundo del vino. Física. Esta brecha es cada día mas grande y se basa en dos hechos también reales y manifiestos. El primero, que hay personas que creen que hacer las cosas de la forma en que se han hecho desde hace años es un error y no lleva a ninguna parte (al menos a ninguna en la que se desee estar). La otra parte, la que decide, elige y manda, lleva mucho tiempo estableciendo unos mecanismos acorde a un mercado masivo, muy competitivo y basado en criterios de volumen puro, alejados de otros criterios y fundamentados en la mecanización, la manipulación y la manufacturación de un producto. Es un sector técnico, muy especializado e industrial. Y es como debe ser, ojo.


La clave está en que es, a la vez, la parte del sector que toma las decisiones genéricas para todo el sector. Y toma decisiones erróneas si uno no vende tornillería, jersey o azulejo. No son decisiones especializadas, no existe una estructura especializada que realmente promocione la calidad, la individualidad y las características especiales de los vinos en España y, vive dios, no cree ni por asomo en que hacer vino biodinámico, ecológico o simplemente responsable lleve a ninguna parte. De hecho no sabe hacerlos. No tiene mecanizados ni organizados los procesos, no cree en los principios de ese tipo de viticultura y desde la formación de sus profesionales hasta la implementación de sus métodos parte de la premisa de que hacer vino exige un enorme grado de manipulación. Y lo defiende.

Es lo que yo califico como el "Síndrome California-Davis". Los enólogos formados en la prestigiosa facultad californiana que investigaron en la osmosis inversa, la microxigenación, el uso de levaduras modificadoras para aportar gusto a barrica o aromas a platano. Ellos. Para este colectivo lo que hacen no solo está bien, sino que es imprescindible. Ellos, que después se las ven con millones y millones de litros de Pinot Noir, Chardonnay o Zinfandel de Mondavi o Heitz Wine Cellars tienen que tomar decisiones muy alejadas de las que toma mi querida Pilar para sus cinco mil litritos de Albariño y Treixadura en Sabariz. No es "otro mundo"...es otro plano del espacio-tiempo.

La clave, siempre a mi entender, está en Italia. El mercado italiano, vapuleado por escándalos desde el Brunellopoli hasta los habituales manejos de uva fuera de zona ha cambiado de manera drástica su trabajo y sus mecanismos. Esos cambios han sido profundos, han sido directos y han provocado movimiento. No se ha deshecho nada, no se ha quemado nada. Solo se tomaron decisiones diferentes para soluciones distintas.

El mercado estructura sus acciones en tres lineas, como todos: producto, promoción, distribución.
El producto es en este caso común y corriente, básico, como se podría hacer en muchos otros sitios. Ni singular ni especial, uno mas.
La promoción se basa en la saturación, la insistencia y el uso a voluntad de una red de medios de comunicación pagados. La imaginación, la innovación y el trabajo de fondo brillan por su ausencia. Por contra, las ferias masivas son el único escaparate del mercado y hasta en eso hay falta de definición; varias propuestas para un mismo fin (Fenavin, vale, pero también Alimentaria, Club de Gourmets, Peñín...)
Por ultimo, la distribución. Los mecanismos establecidos son los que son, pero hay un matiz que no es despreciable. Los distribuidores americanos, europeos, del sureste asiático, tienen muy claro que quieren y como lo quieren. Y a día de hoy el vino exportado, la mitad al menos, lo es a granel. Es un vino para lo que es y así lo percibe el mercado.

Revertir todo esto no es fácil. Implica, en primer lugar, querer. Querer revertir la situación significa que haya una mayoría clara que quiera que cambien las cosas. Después de lograr esa mayoría, habría que dejar claro a la administración que los actuales valores para medir el producto no son útiles para el momento presente. De seguido, decidir hasta que punto es viable aplicar determinada metodología a la elaboración de vinos, admitir que es inviable hacerlo para vinos masivos y explicar porque la calidad lo es, mas allá de esos métodos (suelo, uva, etc). Y ya, por ultimo, cambiar totalmente los criterios y métodos de promoción, para buscar que cada quien ocupe su nicho, medir y acoplar esfuerzos a los mercados y, por dios, modificar las maneras tradicionales de venta; fin de las ferias pagadas, fin de los "enjuagues" a "revistas especializadas" y fin de las muestras de vino a cascoporro.

Son, lo digo ya, ideas generales de alguien con un cierto conocimiento del sector desde varios puntos de vista. Son ideas, que no es poco. Ideas para evitar que un mamut descomunal siga su caída precipicio abajo, inexorable, hasta el fondo del barranco.

La revolución existe, pero es una gota en el océano amigos míos. Seguid hambrientos, seguid alocados.




Fotos: Relación de litros exportados e ingresos por países y foto del Merenzao de la polémica en Ribeira Sacra (que, por cierto, está espectacular)





lunes, 11 de mayo de 2015

Diferencia

Lo bueno (y lo malo) de las redes sociales es su inmediatez. 
Aquello que se dice a las nueve de la mañana está viejo y es anacrónico a las tres de la tarde. Es por ello por lo que los debates que se despiertan en redes (twitter nominalmente) sean tan explosivos y efímeros como la pólvora de un cohete de feria. 

Por contra, lo que uno cuenta en redes tiene una capacidad de difusión igualmente rápida y virulenta. Es poner que tal o cual vino me gustó y toparme con docenas de personas a favor y una minoría (eventual) en contra. Y esto, que es pura riqueza y formación, tiene también un reverso tenebroso.


Estaba leyendo ayer esta noticia al hilo de la labor fundamental en los últimos años del EVEGA (Estación de viticultura e enoloxía de Galicia) con respecto a las múltiples castas nativas que se esparcen por el campo en Galicia y me preguntaba por la realidad de un patrimonio extraordinario, totalmente desconocido. Desconocido e insultado por organismos públicos y privados. 

La descomunal reserva de variedades diferentes de la que hace gala la viña en Galicia ha sido motivo de innumerables ataques por parte de los propios viticultores, las instituciones y en ocasiones incluso la ley. Se ha hecho de todo para impedir que aquella variedad desconocida hasta su recuperación pudiese ser vivificada con fines comerciales. Desde no contemplar esas castas entre las vinificables en las DOs gallegas, hasta considerar alguna de ellas como híbridos (sin tener confirmación plena de este hecho) o directamente prohibir que sean citadas en las etiquetas de los que las elaboran. La actitud hostil es bien conocida y su nula argumentación es también pública y notoria.

Es un planteamiento puramente "Orweliano". La uniformidad como garantía. El EVEGA, organismo dependiente de la Consellería de Medio Rural (en cierta forma, como las DOs) fomenta como uno de sus parámetros principales la investigación. La investigación, como ya manifestaran hace años eminentes científicos como Einstein o Ramón y Cajal "solo es realmente útil cuando persigue la mejora de la humanidad, su desarrollo intelectual y la mejora de sus condiciones de vida". Así que, ¿para que quiere investigar el EVEGA, si haga lo que haga, nunca se podrán comercializar los resultados de sus trabajos?. 

En este contexto, uno sigue probando vinos y conociendo historias y, por ejemplo, en esta semana de pura intensidad (y lo que me espera) este viernes volví a un clásico del que hablé ya hace unos cuantos años y que sigue en plena forma. 

Tricó, como parte que es de la vida y obra de su autor, tiene bastantes similitudes con la persona de José Antonio López. En aquel lejano 2009 era ya una rareza y en este cercano 2012 (el mas joven de los que nos ofrecieron en la Gastroteca y aún sin comercializar) es un ejemplo de tenacidad. Albariño de 13,5º de media, grasos, plenos, puro reflejo del albariño do Condado. En boca son directos, acidez recogida (nada que ver con Salnes, vale, pero tiene su aquel) y mucho, mucho suero. Como cuando uno se llena la boca con una explosión de fruta de hueso a punto de madurar. El 2010 era directamente extraño. Naranja tostada y flores por doquier, ninguna sensación ni pista de sus casi 14 grados de alcohol y mucha capacidad para crecer. Que me gustan vaya.

Esto se mezcla con una semana de exploración interior. Este vídeo del Canal+ francés (está en francés, pero se entiende todito) ha provocado cierto debate oscuro (a saber; del tipo de debate que tienes en WhatsApp y no se entera nadie salvo los del grupo)  al respecto de los vinos naturales, de los industriales, del porque de unos y otros y de la responsabilidad ética que conlleva hacer las cosas de una u otra forma.
Es curioso que siempre se use la necesidad comercial y mercantil de "vender el vino" como justificante para todo, pero es que no se si habrá muchos mas argumentos que defiendan el uso de sistémicos, aditivos y demás tecnología industrial en la elaboración de vinos. 

Uno se pregunta ¿es que todos los elaboradores de vinos naturales viven de ingresos ajenos al vino que venden?, ¿acaso los elaboradores de vinos biodinámicos son todos ricos y de vida acomodada?. O aún peor ¿es que todos mienten?. ¿Será tal vez que todo lo que se etiqueta como orgánico, biodinámica, natural...no lo es?.

No conozco muchos casos tan a fondo como para opinar pero si me permitiré hablar de uno por terceros en los que acredito total veracidad. Bernardo Estévez hace el vino que quiere y lo vende. Y no vende lo que debería (mejor, no gana lo que merece) y no por ello decide hacer otro vino que el que hace. Tiene sobrados motivos para hacer vino sin ser ni de lejos tan exigente con sus restricciones en la viña y en la elaboración, pero, a pesar de las dificultades sigue haciéndolo igual.
Y, ojo, ni es obligatorio ser como el ni quien no es como el es el demonio. Pero se puede. Se puede

Así que, si partimos de que se puede, entonces debemos hablar de porqué no se puede, o mejor, porqué no se quiere. Porque estoy seguro de que aquellos que manejan mas de 3 millones de euros de presupuesto en sus cuentas si serían capaces de pasar a ecológico gran parte de su viñedo, elaborando bajo premisas mínimas de responsabilidad y coherencia con la supuesta "calidad indiscutible" de sus productos. Son, sin embargo, personas individuales y a titulo particular las que están avanzando en convertir el campo gallego en lo que debería ser, en lo que es. Una sucesión de "Grand Cru" de vinos excepcionales por su vigencia, por su calidad y por su versatilidad. Eso, y no otra masa informe de vinos uniformes. Variedad, tipicidaz, especialidad. 
Diferencia.




*Fotos de mi autoria y ultima extraida del docu. de Canal+ enlazado en este post.
  


lunes, 4 de mayo de 2015

Radicalidaz

El mundo del vino es básicamente como un patio de vecinos. Se oye, a través del hueco de la escalera, como los de arriba y los de abajo se expresan en libertad sin ser conscientes (o siéndolo) de que son escuchados por el resto del edificio.

Hay una especie de movimiento, en el sentido mas político del termino (movimiento entendido como lo que algunos hacen por o para ocupar un espacio o, en su caso, no abandonarlo) alrededor del mundo de los vinos mas desprotegidos e individuales y creo que vale la pena identificar a los bandos y, de paso, hablar algo de vino.

Si me estoy tomando tantos miramientos en la introducción del tema de hoy es básicamente para que nadie pueda decir, en ningún caso, que tengo algún interés personal en que unos fracasen y otros triunfen. Me refiero al Salón "de vinos radicales" que la mayor editorial del vino en España, en compañía de José Peñín y de unos amiguetes, han organizado para el día de hoy en Madrid. Y hablo de esto como corolario de un hecho que veréis proliferar en los próximos meses; la feria de vinos "Indi".

Este tipo de evento tomará la forma de organización de vinos naturales, orgánicos, biodinámicos o simplemente pequeños, y quiere ser, dependiendo de quien organice, un nuevo foro en el que hablar del futuro del mundo del vino de calidad. Ojo, dependiendo de quien tomará diversos lenguajes.

Por ejemplo, en el caso del que hablamos, se tachará de vinos "radicales" aún cuando, al conocerse la lista de participantes, uno pueda ver claramente que muchos (no todos, eso si) tiene de radical lo que Bárcenas de honrado. Al ser cuestionados sobre este particular, lo de la "radicalidad" sobrevenida, por Jorge Sibaritastur, la respuesta fue "radical en el sentido de raíz". Y claro, al tratarse de acepciones uno, ya lo sabéis, tira de diccionario.

Y si, existe, claro está, la acepción de radical como "de la raíz o relativo a ella". Así que entiendo, ciñéndome al diccionario, que para los organizadores de este evento "radicales" son todos los vinos. Todos. Todos y cada uno. Bueno, los hidropónicos no....pero no tengo noticia de vinos de cepas hidropónicas. Así que todos.
No es de extrañar. No todo el mundo puede pagar lo que costará una mesa en ese evento y, además, ¿como le dices a bodegas con las que colaboras/asesoras/publicitas que no pueden participar porque no dan el perfil?.... es jodido el asunto.

Leo en la web una suerte de carta remitida a los ahora participantes en este evento por el autodenominado "Sindicatos del gusto" (inciso: ¿este es sindicato como Manos Limpias o como la UGT?) y comienza con una falsedad manifiesta al decir que "el salón concentrará, por primera vez, a aquellos viticultores que priorizan  lo local frente a lo global". Esto es directamente mentira. No será ni siquiera la segunda, ni la tercera, ni la cuarta vez. Hay quien lleva años celebrando ferias donde los que participan son viticultores, no factorías. Donde se beben vinos, no productos elaborados a base de uva. Esta frase es, digo yo, por la mala conciencia y para vender, claro.

Puestos a tirar de diccionario, prefiero otras dos acepciones a la palabra "Radical" para definir mis vinos, los que yo sí considero radicales. Son la que dice "partidario o defensor del radicalismo" y la que sentencia "tajante, que no admite términos medios".
Estas si.

En Madrid tendrá lugar este fin de semana el primer "Salón de Vinos naturales", que organiza la asociación de productores de vinos naturales. 20 viticultores de aquí y de fuera que hacen vino bajo unas premisas radicales en el sentido que sea.

Además, no quede por recordarlo, los días 27 y 28 de Junio tendrá lugar en Tui (Pontevedra) la quinta edición del salón de los vinos de verdad, de los ciertos, los vivos, sean naturales, biodinámicas, orgánicos o simplemente respetuosos con la viña y el vino. "A Emoción dos viños" vamos. Salón internacional, en un marco incomparable, independiente (de verdad) y organizado por el puro placer hedonista de disfrutar del vino que nos gusta a algunos. Si esto no es radical, entonces no se lo que es.

Otra cosa radical. El Alanda de 2012 es tan personal como su autor, tipo realmente especial y único José Luis Mateo. Hay quien prefiere el blanco de Alanda, yo he sido siempre mas de esta extraña combinación de Mencia, Bastardo y Tempranillo en distintas proporciones. Este 2012 no está tan fino como aquel 2011 que deslumbró, pero me gusta. Me gusta mucho.

Quería, para terminar, hablar de la amistad. No del vino de Rafa Bernabé (que está fantástico), no. Quería hablar de los amigos, en el sentido general del término. Los premios Magnúm que entregó el lunes 27 el Ins. Galego do Viño fueron un canto a la amistad. Los amigos lo son, independientemente de donde y de cuando. Miguel Besada es un tipo singular. Tengo hablado de el así que no me extenderé mas, pero creo que no merece un premio. Ya tiene muchos.

Uno en la figura de cada persona del publico que se levantó a aplaudir cuando le entregaban el premio a toda una carrera. Uno por cada persona que ha sabido valorar el enorme esfuerzo (impagable) que es la existencia de A Curva en Portonovo con el como maestro de ceremonias. Uno por cada vez que alguien ha salido de allí diciendo "joder, pero que bien se bebe y se come aquí".

Y uno por cada persona a la que descubrió el Riesling, los Borgoñas o los tintos gallegos cuando nadie se los rogaba para hacer ferias con ellos. Cuando nadie creía que Luis Anxo, Rodri o Mateo valiesen la pena, antes de que fuesen estrellas en el firmamento de la Revolución.

Miguel es la substanciación de la bonomia. Ser bueno por cojones, porque si. Porque soy así y ni los malos modos de la hostelería para con la distribución (la pequeña) ni los vaivenes de los negocios ni los males de la misma vida me van a hacer cambiar. Yo soy incapaz, por eso lo admiro.
Premio entre amigos, merecido como pocos.


Por cierto, en el mismo evento a Mariano Fisac le dieron también un Magnum. "¡Non será sen tempo!", que dirían los mas viejos. Empezaba a ponérsele cara de Meryl Streep, 15 veces nominada, solo 3 premiada en los Oscar. Para los que pensamos que hace dos años que deberían habérselo dado nos parece tarde, pero, tirando de refranero, nunca es tarde si la dicha es buena, ¿no?.

Premios radicales. Para un viticultor que amenaza con salirse (Algueira), para un escritor que no elige en su libro a ninguna cooperativa del albariño (Mariano Fisac) y para un vino tinto de uvas arrancadas sin miramientos, hace años, para plantar albariño (O Esteiro de Xurxo Alba).

Radicales peligrosos.





*Fotos en la web y de mi autoría.