lunes, 19 de octubre de 2009

Ese pequeño matiz que nos vuelve a todos mejores...

Estaba yo en la tesitura de escribir sobre una jornada espléndida y aquello de la magnífica comida, el estupendo vino, las sensaciones y el "maridaje" (signifique eso lo que signifique) cuando, tras leer la sensacional crónica de aquella tarde de Mario y Delia en Mileurismo Gourmet me ha dado por pensar... y no.

No puedo escribir sobre algo que me parece tan relativo, tan efímero y tan trivial como el vino, la gastronomía en general, cuando he sido testigo de algo realmente complejo en este mundo perro y miserable donde nos movemos a diario. Esta es la historia, para nada ficcionada, de como ocho extraños y un cocinero completaron una jornada legendaria ayudados por otras tantas botellas de vino y un menú ejemplar.

Al encuentro se acudía con la duda... la duda primera de saber donde esta el tal Vianda (Av de José Antonio 53. 28490 Becerril De La Sierra 918 537 377) y como se llega allí. Uno que es persona con recursos pero que suspendió en Orientación en la "Mili" lo deja en manos de su cuñado, el chofer para la ocasión y a la postre uno mas de los "conjurados", residente en Madrid y conocedor del entorno.
Los sentimientos son mas conocidos, duda, ansiedad comedida. Yo vivo con especial normalidad mis encuentros con extraños, mas con animo de aprender y compartir que de otra cosa. Mis acompañantes, cada uno en su estilo, lo siente de modo distinto, pero en todos hay ganas de comenzar la comida.

Vianda es un lugar ejemplar. Ejemplar como todos aquellos que van "contracorriente" cuando esa corriente es directamente la equivocada. David, además, es directamente un luchador y su cocina un triunfo ante los acontecimientos. Somos los primeros, subimos, ocupamos la mesa, el "territorio" donde tendrá lugar la cumbre ante el vino. Poco a poco van llegando todos, hasta los ocho, y comienza el baile.


Aquí debería figurar una relación de platos y vinos pero, como sabéis, soy mas de hablar de sensaciones que de datos técnicos, así que lo que diré es que gracias a un talentoso Chateau La Verriere del 1997, acompañando a tres muestras de como el foie debe ser tratado en una cocina con principios, un no menos goloso Algueira Godello barrica de 2003, partido en dos, con principio difícil y final duradero e interesantísimo acompañando a un memorable Salteado de Setas de Temporada con chipironcillos y otros seis amigos, seis vinos y otros tantos platos a cada cual mejor, a cada cual mas travieso, mas sincero, mas escaso, mas potente y sentenciador. Como las personas. Gracias a todo ello y a la voluntad de pasarselo bien, de conocer y de aprender (si algo hubo para aprender) se produjo un pequeño milagro.

Y a pesar de las horas sentados, de la charla continuada (del parloteo mas bien, en mi caso) de la fea costumbre que me adorna de interrumpir e imponerme, de meterme incluso donde no me llaman, a pesar de pertenecer a cuatro comunidades autónomas distintas, a ciudades del norte y del sur, del centro, a pesar de "tener o no tener" pueblo, o de tener demasiado.... del calor, de ser prácticamente unos totales desconocidos .... salen del lugar ocho personas que cuando se vean, cuando se escriban, se saludaran como amigos "Hola, como os va, que tal estáis..."

De vez en cuando suceden milagros que damos por cotidianos y no deberíamos. Hacía mucho que no lo pasaba tan bién comiendo, bebiendo y hablando con un grupo tan diverso y complejo de personas.

La parte de culpa que estos ocho de la foto de arriba tienen debería hacer reflexionar a algunos sobre que es y que no es cultura del vino y para que sirve y para que no sirve el acervo cultural del que forma parte la gastronomía.... si, lo se, esto ultimo pertenece a mi parte combativa, de todos conocida.

Un abrazo enorme donde quepáis los ocho...

8 comentarios:

Sibaritastur dijo...

y por muchas veces.....

enoilógico dijo...

Os echamos de menos por Asturias.

Un abrazo

José Luis Louzán dijo...

Pues gracias de verdad, porque los imponderables que impidieron acudir son de aupa.... y peor que se pondra, supongo...

Seguro que fue un encuentro estupendo y aguardo las cronicas al respecto...

Un abrazo grande a todos...

Toni dijo...

¡¡Cuenta algo más, cabrito!!. ;-)

Jorge Díez dijo...

Sí que ha debido ser grata la experiencia. Me alegro por ti. Esas cosas, además de un grato recuerdo dejan un poso en el ánimo que lo mejora.

Mariano dijo...

Jo tío, con este comentario tan emotivo me dejas en mi crónica como un ser frío y calculador...

Pero bueno, para eso soy abogado ;).

Un abrazo!

compangu dijo...

Está todavía por escribir el post que pueda dar una explicación de porqué absolutos desconocidos se convierten en "grandes amigos" (con todo lo que implica esta expresión) tras haber compartido apenas un puñado de comentarios internáuticos y unos momentos, agradabilísimos, eso sí, alrededor de una mesa.

Yo no me veo capacitado para ejecutar tamaño encargo. Pero hay plumas floridas por la red que lo podrían intentar.

O quizá sea todo mucho más simple, y es que los que se juntan en estas ocasiones son, esencialmente, buena gente.


Y por otro lado me dejas un poco tocao, con lo de los "imponderables".
Si te apetece descargar un poco (que siempre ayuda), ya sabes por dónde encontrarme.

Un abrazo.

Delia dijo...

Qué bonito Jose Luis!
Un disfrute sano de los que deja buen recuerdo.
Con ganas de repetir...eso sí.
Jajaja Mariano , bueno alguien tenía que dar fé con detalle de las joyitas gastronómicas y enológicas con las que nos deleitamos aquel día!